- El estudio del CERMI revela que el 50 % de las personas con discapacidad en zonas rurales sufre soledad no deseada
La ciudad de Logroño ha acogido la Convención CERMI Rural 2025, una cita clave para poner en el centro del debate público los derechos, necesidades y propuestas de las personas con discapacidad que residen en entornos rurales.
La presidenta del CERMI La Rioja, Manuela Muro, ejerció como anfitriona de la jornada inaugural, que se celebra los días 3 y 4 de julio y estuvo acompañada por el presidente del CERMI Estatal, Luis Cayo Pérez Bueno, y por el presidente del Gobierno de La Rioja, Gonzalo Capellán de Miguel, quien fue el encargado de declarar oficialmente inaugurado este foro de análisis y propuestas centrado en los derechos de las personas con discapacidad en entornos rurales.
Luis Cayo Pérez denunció que “vivir en el medio rural es un castigo añadido para muchas personas con discapacidad” por la falta de apoyos, infraestructuras y servicios, lo que genera presión ambiental para abandonar los pueblos. Reivindicó una acción política coordinada a nivel local, autonómico, estatal e incluso europeo para revertir esta situación: “Es hora de que este tema entre de lleno en la agenda política”.
Radiografía de la discapacidad rural en España: datos clave y propuestas del estudio del CERMI
La consultora Martha Yolanda Quezada García presentó el estudio “Las personas con discapacidad en el medio rural en España”, promovido por el CERMI Estatal con el apoyo del CERMI La Rioja. El informe alerta sobre una mayor vulnerabilidad estructural derivada de la intersección entre discapacidad y ruralidad, que afecta especialmente a mujeres y personas mayores. Según los datos, el 22 % del total de personas con discapacidad reside en zonas rurales —casi un millón de personas—, de las cuales el 55 % son mujeres y el 37 % tiene más de 80 años.
Entre los principales indicadores que refleja el estudio se encuentran: la baja tasa de empleo (24,3 %), una brecha educativa significativa (solo el 11,8 % tiene estudios superiores), barreras de accesibilidad en vivienda y edificios públicos, dificultades de movilidad (el 45,5 % tiene problemas para desplazarse), brecha digital acentuada (el 40,5 % tiene dificultades con el uso de TIC) y elevados niveles de soledad no deseada (afecta al 50,6 % del colectivo).
El estudio propone una estrategia de desarrollo rural inclusivo que contemple servicios de proximidad, atención itinerante, mejora del transporte accesible, lucha contra la soledad, promoción del empleo y el emprendimiento, inclusión de la variable discapacidad en todas las políticas rurales y refuerzo del tejido asociativo. También pone énfasis en aplicar una perspectiva de género y combatir las múltiples formas de discriminación que enfrentan las mujeres con discapacidad.
Ponencia de buenas prácticas
Una de las mesas de experiencias, contó con la participación de Maria Pilar Herrero, secretaria de CERMI Navarra, junto con representantes de otros cermis autonómicos que compartieron proyectos inclusivos en el medio rural desarrollados en distintos territorios. María Pilar Herrero puso el énfasis en el empleo inclusivo mediante centros como Tasubinsa y ADISCO. Rafaela Chouvanelle (CERMI Andalucía) presentó el Proyecto Rumbo, centrado en hogares digitales inclusivos, y pidió implicar a las diputaciones provinciales en la provisión de servicios. Ramón Sestayo (CERMI Galicia) destacó la labor del movimiento asociativo para acercar recursos a núcleos muy dispersos. Por su parte, Rosa Galván (CERMI Castilla y León) subrayó el apoyo a personas mayores, la accesibilidad comunicativa y programas específicos como Julia, dirigido a mujeres con problemas de salud mental en zonas rurales, entre otras buenas prácticas.