- Esta ha sido una de las principales denuncias que se han registrado durante la XLIII edición del webinario ‘No Estás Sola’ de la Fundación CERMI Mujeres.
- Las ponentes han coincidido en la precariedad de los servicios de transporte público y cómo ello desemboca en una merma de derechos y autonomía para las mujeres con discapacidad.
La Fundación CERMI Mujeres (FCM) exige acabar con las barreras de accesibilidad en los entornos rurales que impiden desarrollar una vida independiente a las mujeres con discapacidad. Entre esas barreras se destaca especialmente la precariedad de los servicios de transporte público y cómo ello desemboca en una merma de derechos y autonomía para las mujeres con discapacidad.
Esta es una de las principales denuncias que se registraron durante la XLIII edición del webinario ‘No Estás Sola’, celebrado bajo el título ‘Desde la España vaciada’.
Moderado por la coordinadora de la FCM, Isabel Caballero, la sesión arrancó con la exposición de las principales reivindicaciones que el CERMI plasmó en la Declaración de Cuenca (publicada en 2018) sobre desarrollo rural inclusivo; un marco que ha permitido contextualizar las demandas que mujeres con discapacidad de toda España enunciarían más adelante en forma de testimonios en primera persona.
Bajo esa premisa, la coordinadora técnica del Servicio de Apoyo a Mujeres y Niñas con Discapacidad Víctimas de Violencia de Género en Extremadura (SAVIEX), Laura Ramos, puso sobre la mesa las dificultades que encuentran las mujeres a la hora de acceder al mercado laboral en zonas rurales. Como consecuencia, señaló la especialista, la autonomía económica se convierte en un objetivo casi irrealizable, derivando en muchos casos en una dependencia financiera intrínsecamente ligada al sometimiento y a la imposibilidad de escapar del ciclo de la violencia: “De la violencia de género se sale, pero necesitamos mucho más apoyo y recursos para las mujeres con discapacidad de la España vaciada”.
Sobre la cuestión del mercado laboral, Beatriz Sesma, primera de las siete mujeres con discapacidad que alzaron la voz durante la jornada, manifestó que “el problema de ser mujer con discapacidad y buscar empleo fuera de la ciudad es que no hay. Si quieres optar a alguna oportunidad para trabajar te tienes que ir a los pueblos más grandes de alrededor; es decir, te obligan a marcharte de tu tierra”.
Seguidamente tomó la palabra Natalia Medina, quien desde La Matanza (Tenerife) hizo alusión a los obstáculos a la movilidad de su pueblo. “En mi región nada es fácil, porque nada es accesible. Me gustaría poder desplazarme sin tener que pedir ayuda y, eso solo se consigue si hay voluntad para mejorar nuestras calles. Pero no la hay”, zanjó.
En la misma línea, la también canaria Jenifer Deniz subrayó cómo esa falta de movilidad en lo rural afecta a las mujeres con discapacidad en cuestiones tan básicas como el derecho a poder formarse. “Me siento orgullosa de donde vivo a pesar de que, si lo pienso fríamente, hay una enorme falta de dinamismo”.
En similares términos se expresó Amparo Catalán (Viver, Castellón), quien quiso recordar la importancia de crear conciencia sobre la situación de tantas y tantas mujeres con discapacidad olvidadas.
Situaciones olvidadas como las que confesó Rosi Álvarez, presidenta del Comité Pro-Salud Mental y miembro de la junta directiva de Salud Mental, quien narró cómo, en su pueblo en León de apenas 30 habitantes, se han suprimido los servicios sanitarios y el transporte público se está restringiendo cada vez más: “dependemos del transporte privado y muchas personas mayores no lo tienen, por lo que para acudir a una cita médica debemos gastarnos un dinero del que no todas disponen”, explicó.
Debido a ello, muchas mujeres con discapacidad se ven en la necesidad de pedir favores. Es el caso de Elena Deaño, habitante de una pequeña localidad de Galicia, quien relató que, a falta de adaptaciones, ha tenido que tirar siempre de familiares o amigos. Por ese motivo reclamó más adaptaciones, más accesibilidad, y, sobre todo, más implicación por parte de las administraciones.
Por último, la también gallega Lorena Quintas, empresaria autónoma con discapacidad, sintetizó las quejas de las compañeras que la han precedido. Así, Lorena afirmó que “el problema del entorno rural para las mujeres con discapacidad es el aislamiento que genera. El transporte es horroroso; con suerte encontramos una o dos líneas adaptadas en todo el territorio, que no solucionan nada”. Todo ello contribuye al absentismo escolar y, a la postre, a que encontrar un empleo digno sea una quimera: “En todos estos años he sido incapaz de encontrar una empresa que me adaptara el puesto. Al final me lancé al río y decidí hacerme autónoma”, concluyó.
Tras escuchar estos siete testimonios de mujeres con discapacidad de toda España, pidió el turno la responsable técnica de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR), Ana M.ª Rabadán, quien analizó al detalle los resultados obtenidos en el Sondeo de movilidad en el medio rural confeccionado por FADEMUR. “Desgraciadamente, los testimonios de este webinario ‘No Estás Sola’ han venido a confirmar lo que vemos en los pueblos a diario”, declaró. “Y lo que vemos es que, ante esta realidad, los servicios que no tiene el medio rural lo suplen las mujeres; unas mujeres que no están pidiendo privilegios, sino derechos humanos: la salud, la educación o el ocio no están al alcance de cientos de miles de mujeres con discapacidad”, lamentó Rabadán.
Fuente: CERMI Mujeres.