Como cada año, está abierto el plazo para presentar la declaración del IRPF de 2014. Los contribuyentes tienen la posibilidad de marcar la casilla de la asignación del 0,7% de su cuota para fines sociales, sin que ello suponga aumento de su ingreso o disminución de su devolución. Con ello consiguen, en una situación de crisis económica, que una determinada cantidad de dinero público se destine a la realización de programas que desarrollan las entidades y ONGs que se dedican a trabajar en el ámbito de la solidaridad social, la atención a desempleados sin prestaciones o la cooperación internacional. Igualmente, entra dentro de su libertad marcar la casilla de aportación a la Iglesia Católica (que se financia por otros medios y no sólo por este) y que tiene entidades que también se benefician de la asignación para fines sociales y que realizan una excelente labor. La tercera opción es marcar ambas casillas, en cuyo caso el 0,7% se divide en Navarra entre la Iglesia Católica y la financiación de programas sociales, división denunciada todos los años e inédita en el resto de España, puesto que en este supuesto el Estado multiplica por dos la aportación del contribuyente. Se trata de una medida que, ampliamente instada por colectivos sociales y por grupos parlamentarios no ha encontrado eco en el Gobierno de Navarra, cuando el coste presupuestario sería insignificante. Por último, hay un número de declarantes (en preocupante aumento, ya que representaban el 9,8% del total según datos de 2013, habiendo pasado al 14,61% en 2014, según datos excelentes de la presentación de la campaña de IRPF para este año) que no ejercitan ninguna opción, en cuyo caso la integridad de su cuota se destina a los gastos generales de la Comunidad Foral.
La asignación del 0,7% a fines sociales ha sido elegida por el 47,11% (50% el año pasado) de los declarantes, mientras que el 31,93% (34% el año pasado) optó por marcar la casilla de la Iglesia Católica. Ello no se traduce en una distribución proporcional entre ambas opciones en términos cuantitativos, lo cual pone de manifiesto que los contribuyentes con niveles más altos de renta optan por la segunda alternativa. No obstante, y siendo su alternativa lícita, conviene señalar que tienen otros medios (en forma de donativos, por ejemplo) con un tratamiento fiscal más favorable, cosa que también se ignora. Tanto los declarantes que marcan la casilla de la Iglesia como los que marcan otros fines sociales han disminuido, por el aumento de declarantes que dejan la casilla en blanco.
En todo caso, hay que destacar que la casilla de fines sociales genera unos ingresos con afectación específica a gastos realizados por entidades sin ánimo de lucro que, en ningún caso, sirven para financiar los gastos corrientes o de gestión. En otros términos, la asignación del 0,7% para fines sociales se destina a cofinanciar programas o proyectos concretos de las ONG, nunca su estructura o funcionamiento. En tiempos de zozobra del Estado del bienestar, de la dependencia, del auxilio a personas que han agotado los distintos subsidios, cuando según datos de Cáritas, los niveles de pobreza están alcanzando niveles históricos, pese al optimismo macroeconómico de nuestros gobernantes, los contribuyentes navarros deben saber que, por ejemplo, con un simple gesto (marcar la casilla de asignación a fines sociales) se han financiado en 2014, programas y proyectos dirigidos a drogodependientes, personas en riesgo de exclusión social, familias monoparentales, menores en situación de desamparo, mujeres maltratadas, minorías étnicas, presos, ex reclusos, así como los dirigidos a mayores, personas con discapacidad y personas incapacitadas para el trabajo. Pero no sólo estos colectivos –excluidos del Estado del bienestar, y cercanos al Estado de beneficencia o de caridad pública- se han visto beneficiados, sino también desempleados sin prestaciones, personas afectadas por la Ley de Autonomía Personal, a la par que se destinan fondos para la cooperación al desarrollo y, en menor medida, a la defensa del medio ambiente.
Curiosamente, los contribuyentes que dejaron en blanco la casilla son los que menos renta tienen ya que en términos de cuota sólo suponen el 5,21%; por el contrario, los contribuyentes que optaron por la lglesia Católica suponen el 37,91% de los ingresos (casi seis puntos por encima de los declarantes), mientras que quienes optaron por los fines sociales suponen el 49,58% de los ingresos (apenas dos puntos por encima de los declarantes). No se trata de abrumar con cifras y porcentajes, sino de señalar al primer colectivo para que marque la casilla de fines sociales.
Gobierno y Parlamento Foral deben eliminar la discriminación de los contribuyentes navarros a la hora de elegir las dos casillas y los ciudadanos deben ser conscientes de la importancia de su elección. Nunca un gesto permitió elegir unos gastos que, por último, no son libérrimos, sino que se fiscalizan y controlan por la Consejería de Políticas Sociales. Y la solidaridad no tiene ideología ni religión, sino que debería ser consustancial a la condición humana.
CERMIN, lunes 27 de abril.