- Así se recoge en un artículo firmado por la Fundación CERMI Mujeres en la revista del Centro Español de Documentación sobre Discapacidad (CEDD).
“El 80% de las mujeres con discapacidad sufren violencia y tienen cuatro veces más riesgo de sufrir violencia sexual que el resto de las mujeres”.
Así se recoge en el artículo ‘La violencia contra las mujeres con discapacidad en tiempos de COVID-19 y experiencias grupales de sororidad online’, escrito por Esther Castellanos-Torres e Isabel Caballero de la Fundación CERMI Mujeres, para la revista del Centro Español de Documentación sobre Discapacidad.
En este sentido, explican que esta violencia en las mujeres con discapacidad se intensificó durante el confinamiento en frecuencia, extensión y naturaleza cuando el género y la discapacidad se cruzan, tal y como descubrió el proyecto ‘Stop the Violence’.
Según un informe de 2020 de Women Enabled International (WEI), “las mujeres y niñas con discapacidad sufren violencia por parte de sus parejas y familiares al menos dos o tres veces más que otras mujeres, y el confinamiento domiciliario y otros momentos de obligatoriedad o aislamiento recomendado, hace que las mujeres tengan menos posibilidades de escapar de la violencia, sobre todo si no pueden contar con sus apoyos habituales”.
Además, continúa, “la disminución del acceso a los servicios formales de apoyo significa que las mujeres dependerán más de métodos informales de apoyo, lo que puede exponer aún más a la violencia, la explotación y el abuso. Sin olvidar la situación de las mujeres con discapacidad institucionalizadas que corren un mayor riesgo de sufrir violencia debido a su aislamiento, que aumenta cuando no se permite la entrada de familiares u otras visitas”.
En esta misma línea, la Fundación CERMI Mujeres incide en que el confinamiento puede ser un espacio propicio para la violencia machista, que en el caso de las mujeres con discapacidad tienen que afrontar el confinamiento sin apenas apoyos, con dificultades derivadas de la falta de suministros de diferentes servicios, o falta de ayudas en el seguimiento escolar de sus hijas e hijos, entre otros.
Además, y según los últimos datos publicados de la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019 por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, “el 17,5% de las mujeres con discapacidad que han sufrido violencia física, sexual, emocional o han sentido miedo de sus parejas, afirman que su discapacidad es consecuencia de la violencia ejercida sobre ellas por sus parejas”. Es más, “un 17,4% de las mujeres que tienen una discapacidad acreditada ha sufrido violencia física de alguna pareja frente al 11% de las mujeres sin discapacidad; y un 23,4% tiene una discapacidad como consecuencia de algún episodio de violencia física o sexual”, incide la encuesta.
De ahí que la FCM, haya elaborado un decálogo de recomendaciones para que las entidades del sector de la discapacidad puedan reforzar el apoyo y seguimiento a las mujeres y niñas con discapacidad en estas circunstancias. Así, desde la FCM se articula una respuesta interseccional a la violencia contra las mujeres en tiempos de COVID-19, como la Guía de orientaciones prácticas de denuncia de la violencia de género sobre mujeres y niñas con discapacidad en la situación de emergencia por el coronavirus.
Asimismo, también ha puesto en marcha una iniciativa “No estás sola”, un acompañamiento de mujeres y niñas con discapacidad, madres, profesionales y cuidadoras, que se articula a través de sesiones virtuales semanales sobre diferentes temáticas de interés para las mujeres del movimiento CERMI y para otras mujeres con discapacidad de la comunidad latinoamericana.
Por último, y entre otras cuestiones, la FCM afirma que “esta crisis sigue sin asegurar el enfoque de género en la respuesta que se está ofreciendo a las personas con discapacidad. Ésta debe considerar de manera diferenciada las necesidades particulares de las mujeres y niñas en el nivel general, pero también las diferentes necesidades que pueden plantear dentro de una misma discapacidad. Se trata de garantizar que todas las personas con discapacidad que lo precisen sean beneficiadas por la asistencia sin discriminación por sexo, a la vez que tener presente las necesidades específicas de mujeres y niñas con discapacidad y poner en marcha acciones que protejan a las madres y cuidadoras de personas con discapacidad”.
Fuente: CERMI Estatal.