El Día Internacional del Implante Coclear conmemora cada 25 de febrero la primera intervención quirúrgica que permitió el acceso a la audición para personas con
sordera profunda. Considerado como uno de los hitos médicos y tecnológicos más importantes del siglo XX, la ASOCIACIÓN EUNATE se adhiere a la Confederación Española de Familias de Personas Sordas-FIAPAS en la celebración de este cambio tan significativo para las personas sordas sin olvidar ciertas carencias y dificultades que es necesario solventar y superar.
Más de seis décadas después, queremos poner de manifiesto cómo, en paralelo al hito científico que ha supuesto el implante coclear, se ha construido una realidad en la que la mejora de la calidad vida de las personas implantadas, menores y personas adultas, se ha convertido asimismo en un hito social y educativo. En las primeras edades, posibilita el desarrollo del lenguaje oral y de los aprendizajes que de él se derivan, cambiando con ello la perspectiva socioeducativa de las nuevas generaciones de menores y jóvenes con sordera. Y, en el caso de las personas adultas, supone
continuar haciendo funcional su capacidad de oír, con un positivo efecto cognitivo, emocional y social sobre la persona.
Demandas pendientes
En el caso de España, desde el año 1995, en el que se incluyó, con la participación de FIAPAS en este proceso, el implante coclear como prestación sanitaria del Sistema Nacional de Salud, se ha ido construyendo un marco común que delimita tanto la cobertura de la cartera ortoprotésica como la legislación básica de aplicación en el ámbito estatal, siendo la base del desarrollo de las distintas legislaciones autonómicas.
En Navarra fuimos pioneros en que esta prestación se incluyera en el SNS desde algún año antes, desde principios de los 90. Sin negar los progresos y avances (tecnológicos, legislativos y de cobertura) que se han venido sucediendo desde entonces, desde EUNATE y FIAPAS subrayamos algunas cuestiones aún sin resolver (aunque en todas las comunidades no se dé la
misma realidad consideramos importante reflejarlas y exponerlas):
- Aunque la implantación bilateral está contemplada sin restricción por edad en la Cartera Común Suplementaria (prestación ortoprotésica) y, por lo tanto, con aplicación en el ámbito nacional, en la práctica nos encontramos con destacables desigualdades territoriales en relación con esta intervención.
- Observamos cómo los trámites y tiempos para el acceso a la renovación de los componentes externos del implante no solo no son ágiles, ni se accede a productos de última generación, sino que en muchos casos han de ser costeados por las familias para poder cubrir las necesidades auditivas de la persona con sordera, según éstas han evolucionado y obtener del implante su mejor rendimiento.
- El acceso a las baterías debería incluirse en la cobertura de la prestación sanitaria, puesto que son componente imprescindible de por vida para que el implante funcione. Debería igualarse con el tratamiento que se da a las baterías de las sillas de ruedas eléctricas.
Con todo ello, queremos recordar que toda persona con sordera que, por prescripción facultativa, precise de implantes cocleares debe disponer de ellos con el asesoramiento, la atención y la coordinación interdisciplinar médica, audiológica y (re)habilitadora, que deben conformar la asistencia a la persona (niño/a o adulto/a) implantada y a su familia. De ello, depende el éxito del implante coclear, pero, sobre todo, la mejor situación de la persona sorda implantada, el respeto a sus derechos y el incremento de su calidad de vida.
A pesar de estos avances, aún falta una mayor visibilidad de las personas con sordera que utilizan estos dispositivos, así como de las medidas y recursos para la accesibilidad auditiva que éstas requieren, que les permiten el acceso a la información y a la comunicación oral de una manera real y efectiva.