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UN INFORME DE CERMI MUJERES DENUNCIA QUE EL MODELO MÉDICO TRADICIONAL “HA INVISIBILIZADO LA SALUD DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD”

La Fundación CERMI Mujeres (FCM) ha denunciado en un estudio que “el cruce del androcentrismo y el propio modelo biomédico ha invisibilizado la salud de las mujeres con discapacidad”, puesto que en las investigaciones se ha contado de forma minoritaria con la participación de hombres y no se ha tenido en cuenta las necesidades específicas de la población femenina con discapacidad.

Esta es una de las principales conclusiones del estudio ‘El derecho a la salud de las mujeres y niñas con discapacidad. Informe España 2019’, de CERMI Mujeres, presentado este miércoles por la consultora de la entidad Esther Castellanos, en el transcurso de la IV Conferencia Sectorial, que esta organización dedica este año al derecho a la salud.

El informe alerta de la falta de datos sobre la salud de las mujeres y niñas con discapacidad, analiza el marco legal actual y aborda las principales barreras de acceso al sistema sanitario de las pacientes con discapacidad por falta de accesibilidad en los entornos, procesos y en la comunicación, así como las violaciones de derechos que en ocasiones sufren estas pacientes en entornos sanitarios.

Así, refleja que existen carencias de accesibilidad a los servicios de salud que evidencian, entre otras cuestiones, la falta de acceso a la información sobre salud sexual y reproductiva y a múltiples tratamientos. Además, recoge que los procesos estándar de consentimiento informado se basan generalmente en formularios escritos, que son inaccesibles.

Otro de los obstáculos que destaca CERMI Mujeres es la precariedad económica de muchas mujeres con discapacidad, lo que condiciona su acceso a la asistencia sanitaria, debido al elevado precio de determinados medicamentos.

ESTADO DE SALUD

El estudio hace alusión a datos oficiales que ponen de relieve que las mujeres en general sufren en mayor medida enfermedades crónicas como la artritis, la fibromialgia, migrañas y fatiga crónica, entre otras, así como dolencias propias de las personas cuidadoras, tareas que ejecutan mayoritariamente mujeres.

“Existe la acusada tendencia por parte de profesionales de la salud a asociar cualquier dolencia, sea cual sea su naturaleza, a la discapacidad. Por ello, es importante abrir el enfoque médico-rehabilitador en favor de otro social en el que las mujeres con discapacidad son reconocidas como sujetos de derecho y no reducidas exclusivamente a portadoras de deficiencias que han de ser subsanadas, dejando de lado otros factores que confluyen en la salud y que, sin embargo, pasan desapercibidos”, aseguró en la presentación Esther Castellanos.

En relación con la salud sexual y reproductiva, el informe avisa de que la reproducción es un “tema considerado tabú”, ya que en el imaginario colectivo una mujer con discapacidad “sigue siendo considerada un cuerpo que debe ser controlado y su reproducción vigilada, ya que existe el riesgo de que las disfuncionalidades que supuestamente representa la presencia de una discapacidad se trasmitan como herencia”.

VIOLENCIA Y ABUSOS

Por otra parte, Esther Castellanos destacó que el informe da especial importancia al papel del sistema sanitario en la detección de situaciones de violencia y abusos. Así, Castellanos comentó que “una de las reclamaciones expresadas por las propias mujeres con discapacidad ha sido que se establezca un trabajo coordinado entre los servicios sanitarios y las organizaciones especializadas en discapacidad y violencia de género, con el objetivo de atender adecuadamente a las mujeres que puedan verse expuestas a estas situaciones”.

Además, el estudio cita diferentes investigaciones que evidencian que las mujeres víctimas de violencia utilizan el sistema de salud con mayor frecuencia, por lo que es necesario que los profesionales estén formados para detectar casos en víctimas con discapacidad, que en ocasiones ni siquiera son conscientes de que están sufriendo esta lacra.

Por otro lado, el informe carga contra las consecuencias negativas que ha tenido el modelo estrictamente biomédico sobre las pacientes con discapacidad psicosocial e intelectual. “Este enfoque de la salud mental ha contribuido a la estigmatización, la exclusión, el descuido y el maltrato de las mujeres con discapacidad y el uso de la coacción contra ellas”, sostuvo Esther Castellanos.

Por último, la consultora de CERMI Mujeres hizo un llamamiento para que el informe sea tenido en cuenta por parte de las administraciones públicas en el diseño de planes de igualdad en la atención sanitaria, incluyendo de forma transversal la “doble mirada” de género y de discapacidad.

Enlace a la noticia original.

Fuente: CERMI Estatal.