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Un diabético contará con el primer perro de alerta médica en Navarra

Joseba López Goñi es un vecino de Sarriguren que en pocos meses recibirá un can que le ayudará a detectar las hipoglucemias que sufre

Todavía no saben de qué raza es, pero ya le han puesto nombre. ‘Kas’ va a ser el perro que en pocos meses tendrán el pamplonés Joseba López Goñi y su familia. No se trata de una mascota cualquiera, sino que será el primer can de alerta médica en Navarra. El animal ayudará a su dueño a sobrellevar la diabetes mellitus tipo 1 que padece.

Este vecino de Sarriguren de 35 años sufre la enfermedad desde los 4 años. La dolencia consiste en el que el páncreas no genera insulina, hormona que transporta la glucosa de los nutrientes desde la sangre hasta las células. Si los niveles normales de azúcar se sitúan entre 80 y 120 miligramos por 100 mililitros de sangre, los de Joseba se encuentran a menudo por debajo de 60.

Su problema se acrecienta dado que sufre hipoglucemias desapercibidas, es decir, no es capaz de reconocer que el nivel de azúcar es bajo. ‘Kas’ será el encargado de solucionar este problema, pues está siendo entrenado en Madrid para alertar a su amo de que tome azúcar.

A pesar de los cuidados que el joven lleva a cabo -se mide la glucosa unas diez veces al día, se pesa la comida que ingiere (los dulces están prohibidos) para adecuar a esta cantidad las unidades de insulina y practica deporte a diario para regular el azúcar-, su mujer, Rakel Sáenz Gutiérrez, ha tenido que llamar en el último año unas ocho veces al 112. “Le dan muchos bajones sin que se dé cuenta. Se altera, se pone agresivo, se niega a tomar azúcar y luego no se entera de lo que ha hecho”, explica Rakel.

“Yo no estoy las 24 horas en casa porque trabajo y nuestra hija no le puede ayudar porque es pequeña”, añade refiriéndose a Haizea, de 4 años. “Existe el peligro de que se ponga malo y la deje sola en casa o se vaya y coja el coche. Necesita a una tercera persona y eso es lo que esperamos del perro, que le aporte autonomía y calidad de vida”.

EL ENTRENAMIENTO DEL PERRO

Joseba y Rakel calculan que tendrán a ‘Kas’ en casa antes de Navidad. Hace ya más de un año que conocieron la existencia de este tipo de mascotas. Acudieron a la fundación Bocalán, dedicada a terapia con animales. La sede de Navarra y el País Vasco puso a la pareja en contacto con los trabajadores de Aranjuez, donde entrenan perros para asistir a personas con enfermedades como la diabetes. Después de enviar al municipio madrileño diversos informes del endocrino, en mayo se desplazaron allí para informarse sobre el tratamiento.

La base de este adiestramiento son las muestras de sudor, aliento y saliva, unas 250 en total, que Joseba debe recoger. En algunas de las ocasiones en las que su nivel de glucosa es bajo, manipula una gasa estéril -de diferentes marcas cada vez con el objetivo de que el animal discrimine los olores-, en la que deposita esos fluidos y que guarda en un bote que introduce de forma inmediata en un congelador empleado únicamente para esta tarea. Cada vez que guarda una muestra, apunta la fecha y la hora de la recogida, así como qué ha comido antes y si ha practicado deporte.

Con ese material se adiestra al perro en Madrid. El periodo de entrenamiento es en general de unos seis meses, aunque depende de cada animal y de lo que tarden en llegar las muestras. Joseba ya ha enviado 120 en un servicio de transporte rápido y con hielo seco para no humedecerlas.

En Bocalán comienzan a trabajar con los animales cuando tienen un año. Morgan Martín Paupe, coordinador del proyecto de perros de alerta médica de la delegación de Madrid, explica que cualquier perro es válido, pero que se buscan en el can ciertas actitudes: “Que sea enérgico o que tenga un olfato desarrollado”. Suelen elegir razas como pastores alemanes, labradores o perros de caza.

El trabajo con el que pronto será el perro de Joseba ya está en marcha. “Se realizan sesiones cortas, cuantas más mejor”, explica Morgan, que añade que, al principio, entrenan al can unas seis o siete veces al día, durante cinco o diez minutos en cada ocasión. Más adelante, pasan a adiestrarlo cada dos horas, tanto de día como de noche, “para meter en la cabeza del perro ese reloj” y que así aprenda que deberá acercarse a Joseba constantemente.

El pamplonés relata que esta técnica “es un juego” para el animal. “Como el perro de caza desea cazar, este quiere avisar de que me da un bajón”. Eso se consigue gracias a que el can busca un refuerzo positivo -juguetes o comida-, que obtendrá si detecta el olor que indica un nivel bajo de glucosa y alerta de él por medio del ladrido. Se trata del conductismo de Pávlov. “Cuando el perro ladre, Joseba comerá y así no llegará a niveles peligrosos de 30 o 40 miligramos”, explica Rakel.

MÁS DE 17.000 EUROS

Joseba tiene que pagar 6.877,64 euros, que es el 40 por ciento del precio del entrenamiento y del perro. El 60 por ciento restante lo cubre Bocalán. La cifra total supera los 17.000 euros. Además, costeará un seguro de responsabilidad civil -que también deben tener los perros considerados peligrosos, pero no las demás razas-, un análisis de sangre del animal -que cuesta unos 60 euros- cada seis meses, así como los desplazamientos a Madrid y la estancia allí (a finales de año, volverá a viajar para llevar a cabo un proceso de adaptación entre el animal y el dueño).

Para financiar estos gastos, él y su mujer han realizado un proyecto en el que explican la historia de Joseba y con el que pretenden conseguir el patrocinio de empresas con proyectos de labor social. “Es mucho dinero para una pareja en la que cada miembro gana mil euros al mes”, manifiesta Rakel.

Ahora bien, tienen esperanza en que ese gasto merezca la pena. Bocalán ha entrenado a unos doce perros de alerta médica en el resto de España, y Morgan asegura que los resultados son satisfactorios: “Aportan seguridad, sobre todo a los padres de niños enfermos o a adultos que viven solos y que, sin la ayuda del animal, pueden no enterarse de que sufren una hipoglucemia nocturna”.

El joven es consciente de que, en el futuro, su enfermedad le supondrá complicaciones relacionadas con la vista y con el funcionamiento de los riñones. Además, calcula que el perro “se jubile” a los 10 años. “Pero va a ayudar a que los niveles de azúcar sean más constantes y puede que así Joseba aprenda a reconocer mejor las hipoglucemias”, confía su esposa.

Diario de Navarra, viernes 21 de agosto de 2015.